Es el Ángel ligado al elemento
Tierra. Reina sobre las estacione, sobre los frutos y sobre el trabajo del
hombre. Hoy lo llamaríamos con razón el Ángel de la Ecología.
Su color es el verde brillante de
las hojas primaverales o de las tiernas praderas.
Por su posición, también se le
llama “El Centinela de la Noche” o el “Guerrero del Oeste”. Según la tradición
oculta, acoge entre sus manos el disco solar en el ocaso, lo custodia de los
ataques de las tinieblas en el curso de la noche, y se lo entrega por la mañana
a su gran compañero, el Ángel del Este. Una función muy semejante la
encontramos en la mitología egipcia, en la cual el disco solar Ra, se embarca
cada noche en la galería subterránea por la que discurre el río Amenti. A lo
largo de la travesía deberá luchar contra el dragón Apep que quiere devorarlo
para que las tinieblas reinen sobre la Tierra.
Es el Ángel que acoge a las almas
de aquellos que mueren desde el ocaso hasta el alba y las conduce hacia la Luz
para que la oscuridad no los confunda.
Custodia el crecimiento
espiritual de los hombres, reforzando en ellos la conciencia y la
determinación. Su protección aleja a los devas malignos y las fuerzas oscuras,
disipa las pesadillas nocturnas sobre todo de los niños.
Agradece la oferta de flores, de
fruta y de sus delicados perfumes.
Defiende cosas y personas de los
peligros que provienen de la tierra y de sus movimientos, derrumbamientos,
terremotos, etc.
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