El cielo se torna de otro color y el viento es más fuerte O
en su defecto deja de existir, como si respiraran más rápido, o dejaran de
hacerlo
Cuando hay tantas instigaciones entre los habitantes, cuando
las múltiples formas inhumanas llegan a su apogeo y la barbarie no tiene
límites, niños caminan descalzos por las calles cuando el reloj marca
más de las 12, y la luna los abraza cual cuna galante, solo lo hacen por tener
un poco de pan aun cuando sus madres están.
Jóvenes, sin destino trafican con la vida, se pierden en el
olvido de un amor huido, aquel que jamás llego, o del que ellos mismos se
alejaron.
Mujeres de la vida venden su voluptuoso cuerpo, para
sustentarse un día más, pues en casa unas pequeñas le esperan.
Y mientras otros se suben en el bus y con mucha gracia
involucran al visitante para vender sus artículos unos prefieren ir por la vía
fácil y sin pedirlo quitan al pasajero de la vida todo lo que el posea.
Muerte, decepción, engaños, tiranía, olvido, desamor,
cobardía, soledad.
Entonces los habitantes celestiales aquellos que no se
pierden del espectáculo, con gran sentimiento sin poder contener su llanto
incesante derriban contra aquellos, justos o injustos, puros o impuros, para
borrar toda huella de maldad.
Hoy la tierra amanece purgada y hay una esperanza,… pero de
nuevo, salen los instigadores en la batalla.
Cuando los ángeles lloran, el cielo se estremece, y la gente
parte, no les gusta empaparse de aquel llanto sagrado, aun cuando sin saberlo
solo infunden tranquilidad y quitan la perversidad de las calles fortuitas
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