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Oracion Angelical para ENFERMOS GRAVES

ORACION PARA ENFERMOS GRAVES


En el nombre de la presencia de Dios
Divino y Real Ser.

Invoco a los Ángeles de la curación,
Al quinto rayo de Dios,
Para que lleve  mi cuerpo

(También podemos decir el cuerpo
De otra persona que queramos ayudar)

Con la esencia de la curación
Hasta que toda la curación humana,
Su causa y núcleo,
Creada por  mí mismo

(O el nombre de la otra persona)

A toda la humanidad,
Sean reemplazadlo mediante la llama de la curación,
Reconstruyendo cada célula y órgano de mi cuero

(Se puede ¿decir el nombre de la otra persona)

A la salud perfecta

Que así sea amado Divino y Real Ser

COMO PEDIR A NUESTROS ANGELES

COMO PEDIR A NUESTROS ANGELES


Ya sabemos que cada ser humano tiene un ángel guardián, asignado el día de su nacimiento con la misión de proteger, guiar, enseñar, ayudar y acompañarlo. Además, podemos acudir a cualquiera o a todos los ángeles, arcángeles y genios zodiacales que necesitemos para cada ocasión especial.

Generalmente en la noche, antes de dormir, se acude a los ángeles para solicitar algo, orientación, guía, solución a algún asunto difícil, consejo o abracitos cuando se necesitan apapachos o amor. La respuesta puede llegar durante el sueño o en días siguientes, hay que estar muy atentos a las señales.

Porque muchas veces creemos que es casualidad recibir la respuesta, de parte de personas, algo que se escucha, se lee o llega por cualquier otro medio, pero es una casualidad, es la respuesta que dan los espíritus de luz a lo que les pedimos. ¿Encontró algo que se le había extraviado? Pues dele las gracias a los ángeles.

Cada vez que alguien menciona el pensamiento creativo, la mente universal, la fuerza de imaginar lo que se desea y de convertir los deseos en órdenes, se está refiriendo al quehacer de los ángeles, los especialistas en hacer realidad lo que necesitamos, que sea para nuestro bien. Hay que pedirles y ellos proveerán. Como en todo, hay que hacerlo con emoción y la certeza de que se cumplirá.

Se recomienda ser lo más precisos posibles en lo que se  solicita, pues si se pide “un coche rojo” seguramente llegará el sobrinito a regalarle un cochecito de juguete (usted no especificó qué marca, modelo, tipo). Si requiere “mucho dinero”, el universo angelical no tiene idea de cuánto es “mucho”. Si desea prosperidad y abundancia, debe especificar de qué, en qué cantidad y para cuál fecha debe recibirse.

Igualmente, la petición debe ser realista, pues si quiere casarse con el hombre más rico del mundo o la mujer más bella, lo más seguro es que no se lo concedan, a menos que esté dispuesto a tomar todas las medidas para lograrlo, como introducirse en sus círculos de amistades, etc.

¿Cómo hablar con sus ángeles? Pues como si fueran los hermanos mayores, con amor. No son necesarios ritos especiales. Puede hacerse a cualquier hora en cualquier lugar y para cualquier propósito. Ellos están a nuestro servicio.

Para recordar siempre: El único propósito del ser humano en esta vida debe ser alcanzar la felicidad plena y tiene derecho a conseguirla sin lastimar a los demás.

ACERCATE A LOS ANGELES

ACERCATE A LOS ANGELES


Mi luz ilumina el espacio infinito y hoy, como una presencia mágica, llego a tu vida para llenarte de paz. Ven y apóyate en mi pecho…

Aspira mi perfume y absorbe la dicha de esta visión angelical. Cierra los ojos… y observa… luces, colores, nubes de tornasol… y en el centro, brillante: ¡una aparición!

Yo Soy el Ángel que aparece en tu vida y traigo como encargo especial trasmitirte este mensaje de amor que te envía la Corte Celestial: «Acércate a los ángeles y la dicha, como magia, se esparcirá a tu alrededor. No tardes mucho… todos te queremos ayudar… queremos protegerte y velar por ti».


Ahora aspira otra vez profundamente y prolonga la aspiración. Recibe el día feliz. El éxito te espera… porque, ¿sabes?… hoy gozas de la protección angelical… y de todo mi Amor.…

El ANGEL DE LA OPORTUNIDAD

El ANGEL DE LA OPORTUNIDAD


El Ángel de la Oportunidad te recuerda que cuando eras un niño, tus padres o maestros te contaban maravillosas historias de hadas. En realidad, esos cuentos son reales. Solamente los niños recién llegados de la creación divina pueden entenderlos. Si te conectas con tu verdadero origen, con los poderes que tienes, puedes ver y reconocer a los espíritus de la luz que viven en la naturaleza. Este Ángel te explica que son energías vivientes que se llaman duendes, ondinas, salamandras, gnomos, hadas, y muchos otros que ayudan a crear el equilibrio en la naturaleza. Permanece observando a tu alrededor y recorre la vida infinita que amorosa y poderosamente te ofrece la presencia de los seres de luz. Si así lo haces, te reconocerás otra vez como un niño.


Afirma al invocar al ángel: “Bríndame las mejores oportunidades, porque ahora yo las puedo aprovechar y reconocer.”

TERCERA JERARQUIA ANGELICAL

TERCERA JERARQUIA ANGELICAL


Principados

Según el especialista Dionisio, los principados celestes «tienen la capacidad de orientarse plenamente hacia el Principio y como príncipes, guían a otros hacia Dios». En algunas pinturas aparecen vestidos también como guerreros o como diáconos, y sostienen una flor de lis. Su morada habitual son el reino vegetal y mineral, por eso se recomienda invocarlos al aire libre y con abundante vegetación.

Estas entidades tienen como principal misión cuidar a la Humanidad y la relación que mantienen entre sí los tres coros es de tipo jerárquico. El primer coro recibe directamente de Dios el Ser, el Bien, la Belleza, la Paz y la Perfección, y los entrega al segundo, quien a su vez los entrega al tercero.

Arcángeles

Los arcángeles son los oficiales del Cielo, los prí­ncipes del ejército de Dios, pero quien tiene la autoridad suprema es Miguel, aunque no podemos olvidar a sus lugartenientes Gabriel, Rafael y Uriel. Esos cuatro dirigentes son los encargados de organizar el Apocalipsis, la batalla cósmica final entre las fuerzas del mal y del bien, justo en las montañas de Armagedón, un lugar que también es mencionado como Megiddo.

Son también los que lucharon contra los demonios y tienen la característica de ser reconocidos individualmente y de ser llamados «santos».

Angeles


Son los más abundantes (Jesús los denominaba «legiones») y están divididos a su vez en dos grupos: los constructores y los custodios. Los primeros controlan todo lo referente al espíritu, el éter y los cuatro elementos básicos de la vida, mientras que los segundos se ocupan del ser humano y de la naturaleza. Los ángeles son los que complementan el conjunto jerárquico; ellos constituyen el grado inferior pues son quienes están más cerca de los hombres, los que se nos manifiestan, los que están cerca del mundo. Se representan también como simples soldados, vistiendo ligeras túnicas y pueden llevar velas

SEGUNDA JERARQUIA ANGELICAL

SEGUNDA JERARQUIA ANGELICAL



Dominaciones

Las dominaciones conocen perfectamente la obra de la creación y por ello delimitan el lugar en el cual se van a desarrollar los acontecimientos, creando leyes dinámicas y físicas para que esto pueda ser posible. Con estos seres todo el Universo está perfectamente sincronizado y en plena actividad. Parece ser que suelen llevar corona y cetro; a veces se les identifica porque visten como soldados y llevan una espada en la mano.

Además, son melancólicos y profundamente versados en los misterios de la creación, muy sensibles a los ambientes místicos, y están iluminados con velas blancas y perfumados con incienso y mirra.

Virtudes

Las virtudes materializan los deseos divinos y darán la forma, el color y el olor adecuado a cada cosa, y cuando esto sea así es cuando la incorporan al Universo.

Antes formaban parte de esa dimensión desconocida que no es el Cielo ni la Tierra y que esperaba su momento para manifestarse.

A las virtudes se les adjudica ser las portadoras de la gracia y el valor, y su deber principal es el de trabajar por los milagros en la tierra. Tradicionalmente se decía que los ángeles que presidieron la Ascensión de Jesús fueron virtudes, lo que parece confirmarse por el olor a incienso que rodeaba la tumba de Cristo.

Potestades

Las potestades proporcionan la energía a todos los seres vivos, eso que se menciona como el aura individual, y delimitan el tiempo que dispondrán de ella.


A los elementos más sutiles, etéreos, les infundirán una energí­a especial llamada «Karma» o «Prana», para que puedan manifestarse y efectuar su misión. También resulta difí­cil distinguirlas y en ocasiones suelen confundirse con las dominaciones aunque, en general, se dice que este orden de ángeles es el que gobierna las estrellas y los elementos de la naturaleza. Estos seres celestiales tienen la misión de cuidar el mundo en general.

PRIMERA JERARQUIA ANGELICAL

PRIMERA JERARQUIA ANGELICAL


Querubines

Los querubines, sabios o maestros celestiales, son igualmente criaturas celestiales aladas, aunque parece que no tienen el aspecto humano de los ángeles. Su misión no es pelear, sino guardar el árbol de la Ciencia del Bien y del Mal en el Jardín del Edén y servir de ilustración a la tapa del Arca de la Alianza, así como ser objeto de adorno en el templo de Salomón. Recogen la sabiduría de los Serafines y la distribuyen, delegando el trabajo concreto sobre otros ángeles, los discípulos. También conocemos su misión como acompañantes en el trono de Dios y en su vehículo, el carro alado de fuego. Se les reconoce como seres muy sabios, nada envidiosos y que son capaces de enseñar a quienes no saben, por lo que la posibilidad de que los humanos admitamos la presencia y el legado de Dios depende esencialmente de ellos. Se sienten atraídos por los juguetes, los dulces y los objetos de colores brillantes.

En el Génesis son descritos después del pecado de Adán y Eva: «Dios los expulsó del Paraíso… y puso delante del jardín del Edén un querubí­n que blandía flameante espada para guardar el camino del árbol de la vida» (Gen 3, 24).

Sobre los querubines, Dionisio Areopagita dice que su nombre significa «plenitud de conocimiento o rebosante de sabiduría a quienes su extrema inteligencia les permite conocer a Dios como ningún ser humano puede hacerlo».

El único rasgo iconográfico que distingue a los serafines de los querubines es su número de alas. Los primeros llevan seis alas y los segundos, sólo cuatro, y se dice que esta diferenciación está basada en la visión de Isaías (Is 6, 2-7).

Lo cierto es que la iconografía más común consiste en representarlos como un rostro rodeado de alas, cuatro o seis, según el caso, y a veces únicamente dos. Para muchos, estos seres celestiales que constantemente están en la presencia de Dios, no parecen tener misión terrenal alguna. Actualmente, la idea que muchos de nosotros tenemos cuando oímos la palabra «querubín» es la de un pequeño regordete de apenas dos años de edad con alas y aunque tiene una gran semejanza con el hombre, lo cierto es que se le describe con cuatro caras diferentes y dotado de cuatro alas. Ezequiel los describe como «criaturas vivientes» en el capí­tulo 1 y como «querubín» en el capítulo 10, pero se refiere al mismo ser.

 Serafines

Los serafines podrían ser la fuente de luz y calor para Dios, aunque son entes que no parecen gozar de un gran prestigio, pues solamente se les menciona en las escrituras en la visión de Isaías, describiéndoles como seres que están situados habitualmente encima del trono de Dios.

Su misión parece ser muy poética y las pocas referencias a ellos les mencionan como buenos cantantes, especialmente en loas a Dios. Se les atribuye una gran movilidad en torno al trono divino, generando calor y movimiento a su alrededor, aportando igualmente luz que nunca se apaga y que sirve para ahuyentar la oscuridad. La palabra deriva de seraph, que podría ser traducida como «serpiente», «quemar», «ardiente» e incluso «ruedas de fuego». Si existe una categoría en el Cielo ellos podrían ocupar la máxima posición, la más próxima al mismísimo Dios, pues es posible que no hayan sido creados a imagen y semejanza de Dios, como nosotros, sino que tengan parte o esencia de Dios, como hijos o hermanos. Esta semejanza les lleva a cuidar con esmero la obra de la creación y a que se les considere como los seres más bellos del Cielo y como aquellos que están por encima de las rencillas o problemas más mundanos.

Se caracterizan por el ardor con que aman las cosas divinas y por elevar a Dios los espíritus de menor jerarquía. Para atraerlos es conveniente leerles poesías o cuentos de hadas, ya que tienen una inocencia infantil.

Dionisio Areopagita dijo que los nombres dados a estas inteligencias celestes significan los modos distintos de recibir la impronta de Dios y que serafín equivale a decir inflamado o incandescente. Los serafines son considerados, según su idea, el orden mayor de la jerarquía celestial, los que rodean el trono de Dios y están en constante alabanza diciendo: «¡Santo, santo, santo…!» Son los ángeles del amor, de la luz y del fuego.

Tronos

Los tronos controlan el orden universal, analizan los resultados y permiten que todo ocurra en el momento y lugar preciso. Son los consejeros personales de Dios, impasibles, serenos y equilibrados, cuya misión celestial es lograr la paz y la calma que el lugar y sus moradores requieren. Al mismo tiempo, ejercen de personas justas, jueces, y libres de toda bajeza o iniquidad. Logran dar la máxima categoría de bondad y pureza al Cielo. También controlan el tiempo y el espacio para conseguir que cada cosa ocurra en el momento adecuado.

Dionisio Areopagita dice: «El nombre de los sublimes y más excelsos tronos indica que están muy por encima de toda deficiencia terrena… han entrado por completo a vivir para siempre de aquel que es el Altí­simo…».


Iconográficamente resulta difícil identificarlos, aunque Reau comenta que en ocasiones se ven como «ruedas» que conducen el carro de Dios. Al igual que los serafines y los querubines, su misión principal es contemplar a Dios y adorarlo.
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